Navegando en Topocoro

En muchas oportunidades descendimos el río Chicamocha, pasando por juntas donde pierde su nombre y nace el río Sogamoso hasta el Tablazo, pero por mi mente jamás paso la mínima posibilidad de hacer el recorrido al revés, utilizando el viento a nuestro favor.  El hoy represado río ofrece una alternativa diferente, de paciencia y contemplación para disfrutar de este gran espejo de agua.

Río arriba. Colombia 2017

Memo y Alex habían ido varias veces a la represa y tenían el paseo calculado milimétricamente, Armando y yo seriamos sus invitados en esta ocasión al embalse de Topocoro, construido para la generación de energía por ISAGEN, donde se plantea a futuro el uso regulado para turismo de su gran espejo de agua, que comprende un área de siete mil hectáreas en cinco municipios del departamento Santander. Afortunadamente desde el puente de Zapatoca hasta El Tablazo la agreste topografía del cañón dejará por algunos años libre su paisaje de construcciones y turismo masivo dando espacio a los aventureros, la contemplación y al desarrollo de mejoras progresivas en los implementos de viaje.

 

 

Memo y Alex habían ido varias veces a la represa y tenían el paseo calculado milimétricamente, Armando y yo seriamos sus invitados en esta ocasión al embalse de Topocoro, construido para la generación de energía por ISAGEN, donde se plantea a futuro el uso regulado para turismo de su gran espejo de agua, que comprende un área de siete mil hectáreas en cinco municipios del departamento Santander. Afortunadamente desde el puente de Zapatoca hasta El Tablazo la agreste topografía del cañón dejará por algunos años libre su paisaje de construcciones y turismo masivo dando espacio a los aventureros, la contemplación y al desarrollo de mejoras progresivas en los implementos de viaje.

 

Paciente espera

El abrebocas de la salida fue el acostumbrado intercambio de puestos en los buses intermunicipales donde alguien siempre está sentado en el asiento equivocado y para no incomodar a quien está en su puesto, usted se sienta en el que está disponible, hasta que llega el pasajero malgeniado y hace reacomodar a medio bus. Tras esa exótica danza de espaldas contra espaldas y panzas contra panzas, logramos partir a las 7:20 de la mañana en la Cootransmagdalena con destino a San Vicente de Chucurí.  Diez minutos más tarde, en la oficina de Girón y ante una nueva reacomodación de pasajeros, a Memo le toco de compañera de asiento, a Dora la profesora habladora quien en algo más de una hora de trayecto le conto su vida, de su jubilación, de sus hijos, del trabajo con el magisterio y de la finca que venía a vender pues continuaría viviendo en Bogotá.

Arribamos al puente El Tablazo, alrededor de las nueve de la mañana, Armando y yo estábamos algo impacientes por emprender la jornada, pero Alex y Memo solo contemplaban el movimiento de unos sonoros móviles hechos con viejos discos compactos, colgados del techo de la cafetería. Después de unos treinta minutos y algunos refrescos, los móviles comenzaron a moverse en sentido contrario y era la señal para el inflado de los botes y el armado de velas. La operación duro cerca de treinta minutos, Alex comprobaría en esta ocasión el prototipo número 2 de la vela basada en la adaptación realizada por Memo a su Kayak, Una sencilla, pero practica construcción en equis de una estructura rígida de aluminio y tela.

 

La obediente Cámara

Nos hicimos al agua rápidamente, e iniciamos a palear registrando nuestro viaje con una nueva compañera, una sumisa cámara de acción, colocada en un arnés de pecho que acata órdenes de voz precisas, sin tener que manipular el obturador, lo cual deja las manos libres para usarlas en lo pertinente a la navegación. GoPro enciéndete, GoPro graba video, GoPro para Video, GoPro modo Foto, GoPro toma una foto de Alex y la obediente cámara hacia lo indicado. Por algunos momentos la cámara dejo de responder a las órdenes, a lo cual Alex dijo que ya estaba igual de voluntariosa a nuestras esposas que no hacían caso. (En tono de broma para nuestras esposas lectoras)

 

Viento

Después de palear suavemente por algunos minutos, las velas comenzaron a imponerle velocidad a nuestras embarcaciones, el remo era usado solo como timón, dándonos tiempo para hablar, reír y contemplar el azul cielo sobre el lado estrecho de la represa. La velocidad aproximada era de unos seis kilómetros por hora, muchísimo más de lo que yo esperaba con ese pequeño triangulo azul en la parte delantera del amarillo Kayak inflable, el cual debíamos hinchar periódicamente al perder presión de aire y frenar el ritmo de avance.

 

Oda al concreto

Tras tres horas de recorrido, divisamos el fastuoso e inservible puente de Betulia, una gigantesca construcción en concreto reforzado, que lleva de ningún lado a ningún lado, pues según lo que comento Armando una población que dista solo 24 kilómetros de Zapatoca, quiso tener su propio puente para independizarse del vecino municipio y como mandato popular gano la propuesta de construcción, pero no tienen carretera para usarlo. Con la mitad del costo del puente hubieran podido pavimentar perfectamente la vía Zapatoca-Betulia y el tramo faltante entre Girón y Zapatoca. Como otros grandes elefantes blancos de nuestro país pasaran años antes de que logren darle uso.

 

La improvisada reparación

Paramos bajo la delgada y alargada sombra del puente a descansar, refrescarnos y tomar nuestro almuerzo y unas cuantas imágenes del sitio. Justo en el momento de partir, vi sobre el agua una suela de zapato flotando, la tomé desprevenidamente y me di cuenta que me pertenecía, mi zapato izquierdo la había perdido. La guarde y al momento de abordar el kayak, note que uno de los codos de PVC que sostenían la vela estaba roto. Memo rápidamente salió a buscar un trozo de madera que pudiera amarrar a la rota estructura y logró encontrar uno de aproximadamente cuarenta centímetros de largo con un hueco donde pudo encajar el tubo amarrándolo firmemente con neumático de bicicleta. La reparación debía resistir tan solo ocho kilómetros mas hasta el puente de Zapatoca, así que con mucha precaución remamos hasta salir de las columnas del puente y encausarnos con el viento para seguir subiendo lentamente hasta el siguiente puente donde terminaría nuestra travesía.

 

El regaño

Después de desinflar los botes y amarrar improvisadamente mi suela con algunas tiras de lycra, nos dispusimos a subir hasta el peaje de la vía a Zapatoca, Armando continuaría hacia su casa y nosotros de regreso a Bucaramanga. Coincidencialmente Memo reconoció a un amigo que viajaba en nuestro sentido conduciendo un Camión y se ofreció a llevarnos. Yo me fui en la parte trasera del camión y cuando tuve señal envié un mensaje a mi esposa diciéndole que ya iba de regreso. Al preguntar cómo nos había ido, le conteste que muy bien pero que tenía un problema de gases. Preocupada me escribió que le avisara a mi hija para que me preparara una agüita de apio.

Minutos más tarde cuando por fin recibió la foto que le había enviado, entendió que era un chiste y me escribió:

—Pendejo.

 Viajábamos de regreso en un camión que transportaba cilindros de gas propano.